
Tres parpadeos: carta de una exatleta universitaria
Texto: Margarita Morett (Egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación, UNAM)
Estimada exatleta universitaria.
Has estado viendo deportes universitarios y recordando el pasado, los días de gloria y la vida de atleta. Todas tus memorias vienen por ti en una especie de flashback. Sobre todo, cuando miras los zapatos de otras personas que pisan las canchas donde tú solías estar. Ya no eres más esa deportista veinteañera a la que vienes a apoyar hoy. Ahora eres parte de la porra. Te vuelves un elemento más del equipo, pero desde la trinchera de la banca que apoya. En un parpadeo mirarás las jugadas y te sentirás identificada. “Yo solía jugar igual”, te dirás.
Estás fuera de la cancha, quizás con un tambor, quizás con un letrero o quizás solo con tus aplausos apoyando a tu equipo. No puedes más, el recuerdo no te deja intacta. La memoria del pasado parece poner sentimental a tu yo del presente. En otro parpadeo te sentirás llena de nostalgia. Sabes lo que deseas. Crear una parábola de tiempo y regresar. Deseas volver a las canchas, pero no puedes. Deseas tener de nuevo su edad, pero no la tienes. Deseas un botón de reinicio, pero no existe. Así que sigues mirando el juego.
Queda un tiempo más en la cancha, las jugadas parecen eternas, pero no nuevas. Muchas de ellas solían hacerlas en tu equipo, quizás mejor, quizás peor. Quieres seguir viendo el juego sabes que en el deporte como en la vida no hay un marcador seguro. Miras destellos de talento y los agradeces. Ya no practicas, pero miras; desde la banca también aprendiste a observar.
Continúan los últimos minutos. A pesar de la nostalgia y el sentimentalismo te unes a la ola del estadio. Entre añoranza y compañía observas con atención el partido y de nuevo parpadeas. Extrañas la pelota, todos los días que te acompañó en tiempos de soledad. Piensas y agradeces a las personas que el juego te dio, los momentos de compañerismo, los días de gloria y la vida de deportista. Sabes que no puedes volver pero que en las piernas de otros atletas renace cada recuerdo. No eres más un estudiante-deportista. No miras el deporte desde la cancha, pero si fuera de ella. Tienes un futuro por delante como profesionista. Parpadea una vez más.