
¡Feliz día del maestr@!
Carta de un deportista a sus maestr@s
CONDDE
Un maestro no impone saberes. Él sabe que no sabe, como diría Sócrates. Él despierta esta actitud de análisis para que, junto con sus estudiantes, pueda construir nuevas preguntas y respuestas a los grandes enigmas de la vida: del amor, de la libertad y de todas las áreas del conocimiento.
La idea de tener un entrenador es de admiración, es un papel y una imagen para un joven universitario de: “quiero ser como ella/él”.
El entrenador embarnece no solo cuerpos, sino conciencias y voluntades. Si bien la disciplina y la constancia pueden acercarse a la perfección, es indispensable la fuerza del espíritu y de la psique para alcanzar los objetivos más altos.
Los maestros en el deporte son ejemplares porque se vuelven especialistas de identificar detalles que parecen mínimos en su momento, pero que a la hora del juego hacen la gran diferencia. Ubican las fallas propias del deportista y del contrincante, estudian, analizan y brindan herramientas. De una manera muy inteligente plantean y muestran cómo modificar un gesto técnico que puede ser determinante para dar el “brinco” a obtener los mejores resultados.
Además, analizan jugadas y hacen frente a las debilidades del contrario. Tienen convicción, paciencia, muestran una vida saludable y como si todo lo tuvieran resuelto.
Brindan confianza y seguridad. Aunque ellos no saben con certeza qué pasará, aseguran a los deportistas que saldrán bien de la contienda. Saben que dando por hecho lo antes mencionado, más allá de que se gane o pierda, transmiten que deben dar su mejor esfuerzo.
En este proceso educativo se construyen amistades que no solo cambian el futuro del deporte mexicano, sino también el rumbo del país.
Felicidades a todas a las maestras y maestros que tienen en sus manos una gran responsabilidad: los proyectos de vida de muchos jóvenes que indirectamente cambian y mejoran, por medio del deporte, la realidad de muchos.